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Trastornos del sueño

El sueño es necesario para sobrevivir y tener buena salud, pero todavía no se sabe el por qué se necesita el sueño, ni exactamente cómo nos beneficia (hay varias teorías al respecto).        

Las necesidades individuales de sueño varían ampliamente y en los adultos sanos van desde tan solo 3 horas diarias de sueño hasta 9 o más horas.

Los trastornos del sueño pueden ser ocasionados por una amplia variedad de situaciones y acontecimientos, unos vienen caracterizados por la cantidad, calidad y horas del sueño, y otros se caracterizan por acontecimientos o conductas anormales asociadas al sueño, a sus fases o a la transición sueño-vigilia. También se debe considerar si hay retraso mental, alguna enfermedad médica o el trastorno está inducido por la ingesta de alguna sustancia.

Al contrario de lo que se piensa, durante el sueño no se apagan las funciones del organismo ni entra el cerebro en un estado de reposo absoluto.

Dormir es una compleja actividad cerebral de carácter cíclico, que refleja los ritmos circadianos (la sucesión de vigilia y sueño) a los que está sometido el organismo humano. Una vez iniciado el sueño, éste no es homogéneo durante el tiempo que dormimos. Por ello, se han hecho pruebas poligráficas (pruebas que registran simultáneamente la actividad cerebral, el ritmo cardíaco y respiratorio, los movimientos del tórax y del abdomen, la actividad ocular y la tensión arterial) que permite estudiar cómo se comporta nuestro cuerpo mientras duerme.

Según el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM IV-TR) los trastornos del sueño se clasifican en cuatro grandes grupos según su etiología:

1. Trastornos primarios del sueño.     
Dentro de este tipo de trastornos, nos encontramos las disomnias que se relacionan con el tipo de sueño, cantidad, calidad, horario del sueño…, y las parasomnias cuya característica es que se producen por algún tipo de conductas o acontecimientos que influyen perturbando el sueño.

2. Trastornos del sueño relacionados con algún trastorno mental.
Estos trastornos suelen ser del estado de animo o provocados por la ansiedad. Las depresiones suelen llevar asociados problemas en el ciclo vigilia-sueño, tanto en privar el sueño como en aumentarlo.

3. Trastorno del sueño debido a una enfermedad médica.
Este apartado recoge aquellas enfermedades médicas que provocan distorsiones en el ciclo vigilia-sueño.

4. Trastorno de sueño inducido por sustancias.
Este trastorno viene dado tanto por la ingesta de sustancias como por la retirada del mismo. También se considera a los fármacos como sustancias capaces de producir este tipo de

Adiestrar el cerebro para hacer frente a las pesadillas

Todos, alguna vez hemos pasado noches en las que cada vez que cerramos los ojos y descansamos, tenemos una o varias pesadillas.

Esto puede ser a los problemas que tenemos en nuestra vida, a traumas y asuntos pendientes o miedos que nos invaden incluso cuando estamos durmiento.

Este problema no sólo nos produce un estado de ánimo muy negativo en el momento de las pesadillas, sino que además nos impide descansar correctamente pero, desde hace poco, esta sensación puede tener solución.

Diferentes científicos, han trabajado en técnicas para adiestrar el cerebro y hacer que las pesadillas no nos afecten. Es increíble, pero se trata de una técnica a la que han llamado “Sueño Lúcido“, en la que se estimula el cerebro a través de corrientes eléctricas de baja intensidad.

Los investigadores aseguran que con esta técnica no se corre ningún riesgo, y que la persona que es sometida a ella aprende de forma muy eficaz a distinguir cuándo está soñando y cuándo está despierto. En definitiva, se trata de dejar de “sufrir” cuando tienes una pesadilla porque somos completamente capaces de distinguir que se trata de un mal sueño.

Esta técnica, se prevé que va a ser utilizada por los psicólogos para tratar daños psicológicos en sus pacientes, ya que no es capaz de reparar los daños que ya ha sufrido el cerebro en una enfermedad neurodegenerativa. Un ejemplo sería, sí se consigue tratar la actitud y la aceptación por parte de un paciente que se enfrenta a un trauma muy serio.

Es importante recordar que todo lo relativo al sueño y al descanso es significativo y afecta en el día a día, desde el colchón que se utiliza hasta las pesadillas que se pueden tener la noche anterior.

Insomnio

El insomnio es uno de los trastornos del sueño más comunes.

 

Aunque el insomnio únicamente suele concebirse como la dificultad para iniciar el sueño, lo cierto es que la dificultad para dormir puede tomar varias formas:

 


• dificultad para conciliar el sueño al acostarse (insomnio inicial, el más común de los tres)
• despertarse frecuente durante la noche (insomnio intermedio)
• despertarse muy temprano por la mañana, antes de lo planeado (insomnio terminal)

 

Esto impide la recuperación que el cuerpo necesita durante el descanso nocturno, pudiendo ocasionar somnolencia diurna, baja concentración e incapacidad para sentirse activo durante el día.

 

Varios son los determinantes de este trastorno de sueño. Factores como el estrés, la elevada activación del organismo o la depresión son relevantes. En la actualidad, es frecuente la prescripción de fármacos para el tratamiento a corto plazo del insomnio. Sin embargo, el tratamiento farmacológico no constituye una solución adecuada a mediano y largo plazo, y es preferible evaluar en estos casos el uso de otras técnicas, como la terapia conductual o cognitivo-conductual. Un asunto de primer orden en el abordaje de este trastorno de sueño (el insomnio es en realidad un síntoma, y no una enfermedad) consiste en instruir al paciente acerca de los principios de la llamada profilaxis o higiene del sueño.

 
Prevención    

 

Algunas de las pautas profilácticas más conocidas son las siguientes, sobre todo para quienes tienen predisposición a las dificultades para conciliar el sueño:

 

• La cafeína es un estimulante del sistema nervioso y se debe interrumpir su consumo 4-6 horas antes de acostarse (dentro de ese lapso sigue habiendo, en la sangre, trazas de esta sustancia que, al menos en algunas personas aparentemente más susceptibles, siguen provocando insomnio, ansiedad, intranquilidad, nerviosismo). Además, aunque no provoca adicción (dependencia física en el organismo), sí puede provocar una dependencia psicológica.

 

• La nicotina también es un estimulante del sistema nervioso (y no, como suele creer quien fuma consuetudinariamente, un tranquilizante) y debe evitarse cerca de la hora de acostarse y en los despertares nocturnos. Además, provoca adicción (dependencia física y psicológica).

 

• El alcohol es un depresor del sistema nervioso; si bien puede facilitar el inicio del sueño, provoca despertares a lo largo de la noche. Además, provoca adicción (dependencia física).

 
• Una comida ligera puede inducir al sueño, pero una comida copiosa en un momento demasiado cercano al sueño puede hacer que éste sea menos profundo, si bien es cierto que no es recomendable irse con hambre a la cama. En otras palabras, hay que tener una comida ligera.

 

• No hacer ejercicio vigoroso en las 3-4 horas previas a la hora de acostarse, pues el sistema nervioso se activaría y la sensación de somnolencia se perdería; el ejercicio regular por las tardes puede hacer que el sueño sea más profundo; sin embargo, el ejercicio matinal tiene poco o ningún efecto sobre el sueño de esa noche.

 

• Minimizar el ruido, la luz y las temperaturas extremas (no más de 24 °C ni menos de 12 °C) durante el periodo de sueño, utilizando tapones para los oídos, ruidos tenues de fondo como un ventilador, persianas en las ventanas, mantas eléctricas o aire acondicionado.

 

• Tratar de acostarse y despertarse más o menos a la misma hora todos los días. Se ha demostrado que cambios constantes en los horarios de sueño aumentan la probabilidad de que en algunas personas se generen dificultades graves y crónicas para dormir.

 
• Hacer lo posible por no estar al pendiente de la hora, del paso del tiempo. Cambiar, si es posible, el tipo de reloj (no utilizar, por ejemplo, despertadores cuyas manecillas brillen en la oscuridad o produzcan sonidos a cada segundo, como el típico tic-tac, o incluso voltear el reloj de tal modo que no resulte visible desde la cama).

 
• Evitar en la medida de lo posible la proliferación de insectos tales como chinches o mosquitos. No sólo perturban el sueño con sus picaduras y zumbidos, sino también pueden poner en riesgo la salud ya que son transmisores de enfermedades como el dengue, el paludismo, entre otros.

 

Tipos de insomnio      

 

Existen diversas clasificaciones del insomnio, según la duración del trastorno, según la gravedad con la que se presente y según el horario en el que se presente:

 

• Según su duración, se puede distinguir entre el insomnio transitorio o agudo (dura menos de 4 semanas), el insomnio a corto plazo o subagudo (más de 4 semanas, pero menos de 3-6 meses) y el insomnio a largo plazo o crónico (más de 3-6 meses).

 

• En función de su severidad, se distingue entre el insomnio leve o ligero, con el que existe un mínimo deterioro de la calidad de vida; el moderado, que se da cada noche y en el que empiezan a surgir ciertos signos del deterioro de la calidad de vida con síntomas como irritabilidad, ansiedad, fatiga, y el severo o grave, en el que los síntomas se sufren con mayor intensidad y por tanto la calidad de vida se ve algo más afectada.

 

• Por los horarios, se hace distinción entre el insomnio inicial o de conciliación (dificultades leves o graves para conciliar el sueño al acostarse), el intermedio o de mantenimiento del sueño (en vez de dormir toda la noche de continuo, la persona se despierta varias veces durante la noche) y el terminal o de final de sueño o de despertar precoz, conocido por los expertos como insomnio matinal (la persona despierta poco o mucho antes de la hora que tenía planeada hacerlo).

 

Causas del insomnio
El insomnio puede tener orígenes diversos:

 

• Situaciones generadoras de estrés temporal o crónico, debido a problemas o preocupaciones laborales, familiares, sexuales, económicas, etc.;

• Las condiciones físicas del espacio en el que se descansa;

• Hábitos irregulares del sueño, así como cambios frecuentes de horarios a la hora de irse a dormir o de levantarse;

• Malos hábitos alimenticios (cenas copiosas, irse a la cama con hambre);

• Consumo de sustancias excitantes del sistema nervioso (té, café, alcohol, bebidas con cola, tabaco y cualquier otra que provoque dependencia física o por lo menos psicológica);

• Tras intervenciones quirúrgicas (las patologías orgánicas que vienen acompañadas de dolor suelen ser causantes de dificultades para dormir);
• Abstinencia del alcohol o de otras sustancias depresoras del sistema nervioso;

• Efectos secundarios de los medicamentos;

• Trastorno de estrés post-traumático: después de algún accidente, de un golpe, de un traumatismo o de alguna otra situación estresante (generalmente intensa y repentina)es posible que el individuo tenga dificultades leves o graves para descansar;

• Congestión nasal;

• Necesidad de ir al baño

• Estados de ansiedad excesiva (véase crisis de ansiedad y ataque de ansiedad)
 Consecuencias
El descanso es fundamental para el organismo, con una finalidad restauradora: es esencial para la conservación de la energía y la termorregulación, y en general para que podamos ser capaces de tener un grado satisfactorio de vigilancia y atención durante el día. De este modo, la falta o una calidad pobre del mismo puede traer consecuencias tales como:

• depresión
• dificultades de concentración
• somnolencia diurna
• cansancio constante
• accidentes de tráfico y laborales
• irritabilidad
• dificultades de memorización
• desorientación espacial

 

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La apnea un gran problema

Síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño

 
El síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño (SAHS) es el más frecuente de los trastornos respiratorios que se producen durante el sueño, ya que afecta a alrededor del 4 por ciento de los adultos. Se ha llamado también síndrome de hipersomnio y respiración periódica (SHRP), maldición de Ondina y síndrome de Pickwick asociado con obesidad.
 

Actualmente se denomina síndrome de apnea obstructiva de sueño (Obstructive Sleep Apnea Syndrome, OSAS en literatura anglosajona) o síndrome de apneas obstructivas del sueño (SAOS) o, simplemente, síndrome de apnea del sueño (SAS), que incluía a todas las otras patologías. No obstante, se recomienda usar el término síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño (SAHS), debido a que incluye una referencia específica a las hipopneas, las cuales se consideran de importancia creciente tanto en adultos como en niños; evita el término obstructiva, lo que permite incluir no sólo éstas, sino también las mixtas y las centrales (muchas de las cuales son realmente obstructivas en origen y por eso desaparecen con CPAP) y, finalmente, estas siglas coinciden tanto para la traducción española síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño como para la anglosajona sleep apnea-hipopnea syndrome, lo que facilita su uso.

Este trastorno del sueño se debe a episodios repetidos de obstrucción o colapso de la vía aérea superior que tiene lugar mientras la persona afectada duerme. Esto provoca un colapso, bien mediante la reducción (hipopnea) o bien mediante la detención completa (apnea) del flujo de aire hacia los pulmones, y puede producir, entre otros efectos, una disminución de los niveles de oxígeno y un aumento del nivel de anhídrido carbónico (CO2) en la sangre, así como un pequeño despertar a menudo subconsciente (arousal), que permite recuperar la respiración normal hasta que se produce el siguiente episodio.

 Como consecuencia, los principales síntomas de este trastorno son:

• Somnolencia excesiva durante el día debida a la mala calidad del sueño, que afecta la capacidad intelectual y al rendimiento, y puede ser causa de accidentes laborales y de circulación.

• Trastornos respiratorios

• Trastornos cardiovasculares: hipertensión arterial, arritmias, angina de pecho e infarto de miocardio o cerebral.

• Trastornos psicológicos e intelectuales: dificultad de atención-concentración, depresión nerviosa, disminución de la libido.

 
 Mortalidad

El aumento de la mortalidad que ocurre en el SAHS se ha constatado en varios estudios y en general viene influenciada por la hipoxemia recurrente nocturna que estimula la actividad simpática y la hipercoagubilidad en los pacientes con SAHS, aumentando el riesgo de complicaciones cardiovasculares como son la hipertensión arterial , enfermedad coronaria y accidentes cerebrovasculares así como aumento de posibilidad de arritmias. La somnolencia diurna es la principal causa de accidentes de tráfico, laborales y domésticos.

¿Feng Shui en el dormitorio?

Que es el dormitorio

De acuerdo al Feng Shui el dormitorio es el lugar de la intimidad personal, un santuario donde retirarse para lograr descanso físico a través del sueño, pero también el espacio para lograr la desconexión más profunda que solo proporcionan la meditación y la práctica espiritual. Por supuesto, en un mundo ideal todos tendríamos grandes casas con habitaciones de sobra y, por tanto, una habitación especial para este fin. De hecho, si vive sólo o le sobran habitaciones no las dedique a cuarto de invitados sino a cuarto de meditación o a estudio. Disfrute de su espacio y úselo para expandir sus logros y su energía. Pero en un piso como suele ser habitual en las ciudades españolas, presuponer tanto espacio puede ser arriesgado. ¿Es obligatorio tener en el dormitorio esa área de espiritualidad y relaciones? No. Basta con crear la atmósfera que pueda acoger esas actividades Yin, de descanso y reposo interior.

 

Qué no hacer

Un dormitorio debería evitar los colores demasiado fríos y los excesivamente estimulantes, el efecto de ambos grupos de acuerdo al Feng Shui es el mismo: por exceso o por carencia generan intranquilidad y dificultan el reposo. También debemos evitar todos los elementos activadores. Así que los televisores, ordenadores, fax, peceras y en general todos los que sean dinámicos o generen ruidos deben evitarse. Eso no incluye la radio, el equipo de música o el teléfono. Pero si la bicicleta estática, la tabla de flexiones y demás objetos que nos recuerden actividades muy dinámicas.

Tampoco es recomendable que estén a la vista papeles desordenados, elementos de trabajo  acabados o inacabados, recordatorios de citas, formularios de Hacienda, etc… su efecto es contraproducente para el sueño, la capacidad de recuperación y tienen un efecto negativo sobre la vitalidad de los que duermen en la habitación de forma permanente a medio y largo plazo.
Evitar a toda costa

Ahora hay varios puntos que no por frecuentes son menos perjudiciales y que deberíamos evitar siempre que sea posible, modificando las circunstancias precisas para lograrlo.

 

Espejos

No debería haber espejos apuntando directamente hacia la cama. Es decir, que si tumbado o reclinado en la cama puedo verme reflejado deberíamos tapar el espejo o, mejor aún, cambiarlo de lugar. En cualquier otro punto del dormitorio un espejo no generará problemas, salvo que tengamos una asociación emocional negativa con el objeto o este se encuentre roto o en mal estado.

 

Ausencia de cabecero

Aunque sea una costumbre muy implantada la ausencia de cabecero sólido es un problema porque tiende a crear inestabilidad y genera a largo plazo, agotamiento físico y emocional. Esto incluye las telas colgadas, los cojines como barrera e, incluso, los cabeceros metálicos. El cabecero puede ir o no unido al cuerpo de la cama y no tiene porque ser elaborado, puede ser sencillo: una madera o madera forrada con tela son suficientes.

 

Cama bajo ventana, claraboya

O directamente frente a la puerta de la habitación. Casos muy frecuentes, pero que influyen en generar una sensación de vacío o pesadez mental al despertarse. Dificultad de concentrarse, agotamiento excesivo o fuerte nerviosismo son otros síntomas. Es debido al flujo del Chi –la energía vital- que se mueve dentro de los espacios siguiendo las mismas leyes físicas que el agua o el viento (Feng Shui). Por tanto, una cama bajo una ventana o frente a una puerta está sometida a una fuerte corriente de Chi y el resultado es un gran desgaste energético. Pruebe a dormir en otra posición o en otra habitación durante al menos una semana para verificar si los problemas está o no causados por la posición de la cama.

 

 Como lograr una alcoba armoniosa 

¿Y cómo es la alcoba ideal? Según el Feng Shui debería tener una cama no demasiado pequeña, que estuviera centrada en la habitación con elementos de apoyo a cada lado, luces cálidas y colores suaves.

Los elementos a los lados, pueden ser mesillas o similar, no tienen por qué ser iguales o simétricas, pero si armoniosas. Lo ideal es que sobre cada una haya un punto de luz –nuevamente no tienen por qué ser iguales- que permitan estar encendidos sin molestar al otro lado de la cama. Es importante resaltar que estos puntos son tanto para quien vive en pareja, como para quien quiere vivir en pareja, pero también para quien viviendo solo y no deseando emparejarse desee estabilidad, vitalidad constante y una buena salud. Un buen dormitorio es la base para estos logros.

 

Los colores más adecuados son los pasteles suaves o colores no estridentes que generen asentamiento y tranquilidad: salmón, rosa, colores terrosos, vainilla, limón, verdes y violetas suaves que romperemos para crear un equilibrio a través del uso de los complementos: colcha, edredones, cuadros, muebles, etc… Los elementos tierra como alfombras, kilim y jarapas son bienvenidos, así como baúles o bancos a los pies de la cama o si es posible un buen piecero.
Las luces idealmente no deberían ser sólo de techo, sino tener múltiples puntos dentro de la habitación: lámparas de pie, de sobremesa, luces graduables que permitan crear distintas atmósferas según el momento: intimidad física, sueño profundo, actividades relajadas como leer u oír música. O como comentábamos al inicio, meditar. La luz es un elemento que permite marcar diferentes espacios incluso cuando este es compartido. El dormitorio debería ser un lugar de contacto con el Yo interior más profundo tanto a través del sueño como de la espiritualidad. Es el lugar donde estamos más desprotegidos al confiarnos completamente al sueño y donde recuperamos el Chi que nos permitirá tener un nuevo día de actividad plena y satisfactoria.

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Soñar borra malos recuerdos

Un estudio de la Universidad de California (EE UU) publicado en la revista Current Biology revela que, mientras soñamos, la química cerebral vinculada al estrés se desactiva (desciende la norepinefrina) y el cerebro puede procesar las experiencias emocionales para “borrar” o “suavizar” las emociones dolorosas o desagradables almacenadas en la memoria. Así se deduce en una serie de experimentos realizados por los investigadores usando resonancia magnética. Según los autores del estudio, el hallazgo ofrece una nueva e interesante explicación a por qué soñamos.

“La fase del sueño en la que hay actividad onírica –es decir, en la que soñamos-, está basada en un composición neuroquímica diferente, y nos proporciona una forma de terapia, un bálsamo que elimina los ‘bordes afilados’ de las experiencias emocionales vividas durante el día”, afirma Matthew Walker, neurocientífico de la Universidad de California en Berkeley. Esta fase del sueño, más conocida como REM (siglas en inglés de Movimientos Oculares Rápidos), ocupa el 20% del tiempo de descanso de una persona sana.

 

En su estudio, Walker y sus colegas trabajaron con 35 sujetos a los que se mostraron imágenes emocionales a diferentes horas del día. Los experimentos revelaron que las imágenes que se veían por la mañana, tras dormir, tenían una respuesta emocional mucho menos intensa. Concretamente detectaron una notable reducción en la reacción de la amígdala, estructura cerebral que procesa las emociones, dejando a la corteza prefrontal “racional” tomar el control de la respuesta emocional de los sujetos. “Después de dormir las experiencias del día anterior han reducido su carga emocional; nos sentimos mejor con ellas, nos sentimos capaces de afrontarlas”, explica Walker.

 

Aunque los seres humanos pasamos aproximadamente un tercio de nuestras vidas durmiendo, aún no existe una explicación científica clara sobre la función fisiológica del sueño. Walker y su equipo apuntan a que una respuesta a este misterio podría venir de la estrecha relación entre aprendizaje, memoria y regulación emocional. Además, aseguran que los patrones del sueño REM pueden verse interrumpidos en trastornos por estrés postraumático o depresión, lo que dificultaría la recuperación psicológica de estas personas.

 

Y nos hace ver las cosas de otro color  

 

Un reciente estudio estadounidense revela que, después de dormir una media de 7,7 horas, vemos los colores que nos rodean tal como son. Sin embargo, a medida que avanza el día y aumentan las horas de vigilia, nuestra percepción de los colores cambia, y percibimos el gris neutro como ligeramente verdoso o ligeramente rosado, en función de la persona y su estado de ánimo.

 

“Pasar horas despiertos nos hace clasificar progresivamente colores neutros como si tuvieran un tono de color, mientras que dormir nos devuelve a la neutralidad en las percepciones”, explica Bhavin Sheth, investigador de la Universidad de Houston en Texas, que ha presentado sus conclusiones en la conferencia SLEEP 2010, que celebra cada año la Asociación Americana de Medicina del Sueño.

Colchones viscoelásticos

El uso del viscoelástico en el sector del descanso está cada vez más arraigado debido a que las prestaciones que ofrece son actualmente las más recomendadas para un descanso saludable: firmeza media combinada con adaptabilidad. Sin embargo, hay que saber diferenciar entre los distintos tipos de viscoelástico y conocer las características y densidades que ofrece cada uno de ellos para poder valorar un equipo de descanso.

Tipos de viscoelástico     

Principalmente se utilizan dos tipos de material viscoelástico para la fabricación de colchones: viscoelástico espumado o moldeado.
El viscoelástico espumado es el que comúnmente se denomina “de poro abierto” o de “célula abierta”, esto hace que la entrada y salida del aire sea más rápida. Para la fabricación del espumado se vierte el viscoelástico en una superficie abierta y se le añade un producto químico que, al reaccionar con el aire, crece sin limitaciones. Tras este proceso, el bloque viscoelástico se corta en la medida deseada. Las principales pegas de este proceso es que la densidad del material no es homogénea en toda su superficie, lo que puede dar lugar a deformaciones prematuras del colchón.

En el viscoelástico moldeado el proceso de fabricación se distingue del espumado en que la reacción química entre los distintos elementos se realiza en un molde cerrado. El resultado es un material de poro abierto pero más pequeño donde la circulación del aire es más lenta y la sensación viscoelástica es mayor. Este proceso garantiza que la densidad que se certifica es homogénea en toda la superficie del colchón.
La ventilación de este tipo de material es muy ventajosa, puesto que no necesita una transpiración especial como la que precisan otros tipos de colchón (como los de látex natural), el viscoelástico, al ser un material sintético y poroso, transpira por sí mismo.
Otro aspecto a tomar en cuenta es la calidad de las espumas que se usan. No es lo mismo una espuma denominada sólo como viscoelástica que una que garantiza ser HR o High resilience, alta resiliencia en castellano. Esto significa que la espuma ha sido sometida a una prueba de fatiga dinámica, en la que se estresa el material para garantizar su resistencia.
 Densidad del viscoelástico
La densidad del material viscoelástico se traduce en la cantidad de material que contiene por cada metro cúbico (Kg/m3). Dependiendo de la densidad del viscoelástico utilizado para la fabricación de colchones, éstos ofrecerán unas prestaciones u otras.
Podría decirse que a mayor densidad, mayor sensación viscoelástica y mayor grado de adaptabilidad, por lo tanto, mejores resultados. Sin embargo, hay quien se decanta por una adaptabilidad media y opta por ello por una densidad media.

La densidad más baja que puede encontrarse en núcleos viscoelásticos oscila en torno a los 18-20 Kg/m3. Podríamos hablar de una densidad media cuando se trata de viscoelástico de 30-40 Kg/m3, y de una densidad alta cuando sobrepasa los 50 Kg/m3.

Las prestaciones y densidades de este material suelen certificarlas institutos y laboratorios independientes. Es importante que un colchón disponga de los certificados que garantizan la calidad del producto y de los materiales que lo componen.
 Composición de un colchón viscoelástico   
Las partes que componen un colchón viscoelástico son principalmente cuatro: la funda, el acolchado, el núcleo viscoelástico y el soporte de espuma HR (Alta resilencia en castellano). Sin embargo, el mercado se encuentra muy fragmentado y se llegan a ofrecer productos básicos que no cuentan con todos estos elementos, lo cual hace que el precio del colchón pueda oscilar tanto dependiendo de si es de la gama más básica o de la más alta. Es importante que el fabricante especifique las partes de las que se compone su producto y que el consumidor que pida estas especificaciones o se puede encontrar con un colchón sin la estructura necesaria para que su durabilidad sea adecuada.
La funda de los colchones puede ser fija o desenfundable. Las características dependerán de la gama a la que pertenezca. En colchones de alta gama, las fundas incluyen prestaciones añadidas como pueden ser un topper con más material viscoelástico y sistemas de ventilación específicos para incrementar la confortabilidad. Existen fundas con conceptos avanzados de aireación, que hacen de la funda una parte importante del colchón por aplicar conceptos como ventilación continua del núcleo, termorregulación, barreras higiénicas ante la proliferación de bacterias, ácaros y polvo, y evitar la acumulación de cualquier tipo de humedad. Además, estas fundas pueden incluir acolchados y materiales especiales que se incluyen en su fabricación y aportan un plus de confort al núcleo.

El acolchado de los colchones viscoelásticos desde 1 cm de material viscoelástico y 10 cm, dependiendo de la gama y el fabricante, independientemente de la densidad que contenga el viscoelástico del núcleo del colchón.

Bajo el acolchado, el núcleo contiene la principal plancha del material adaptable. Los colchones viscoelásticos pueden contener entre 4 y 21 cm de este material en el núcleo, igual que en el acolchado, depende de la gama y el fabricante.

El soporte sobre el que se apoya el núcleo viscoelástico es una espuma que generalmente se denomina HR (High Resilience) y aporta firmeza final al colchón, algo así como los cimientos del colchón. Existen distintos tipos de HR y de diferentes características. Al igual que ocurre con el material viscoelástico, estas espumaciones pueden variar en su densidad, siendo lo habitual 30-40 Kg/m3 y son mayores a estas en colchones de alta gama.

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Que es el viscoelástico

El material viscoelástico se desarrolló por la NASA con unas propiedades únicas e innovadoras para aliviar la presión del cuerpo.

 
Este tipo de material sintético nació como resultado directo del programa espacial en los años sesenta, aunque fue a principios de los 90 cuando los investigadores lograron incorporarlo al uso doméstico. El material viscoelástico (también llamado viscolástica, visco elástica, viscolastic, viscoelástica, etc) se utiliza hoy día en muchos hospitales, incluso se podría decir que tiene un efecto curativo por el hecho de aliviar la presión en zonas delicadas e inflamadas.
Una de las necesidades primordiales del cuerpo humano es descansar. Cuanto más profundo y sin interrupciones sea el descanso, mayor será el efecto reparador y renovador. Hay varias causas que nos pueden hacer salir de la fase de un sueño profundo. Una de ellas es la presión que ejerce la superficie de descanso sobre nuestro cuerpo, hasta el punto de obligarnos a cambiar de postura. Ese movimiento provoca un microdespertar que nos hace salir de la fase de sueño profundo.

La adaptabilidad del material viscoelástico elimina la presión de la superficie de descanso sobre el cuerpo, permitiendo mantenerse más tiempo en la fase óptima del descanso. Los especialistas en descanso han comprobado que el colchón óptimo para descansar no debe ser ni duro ni blando. El material viscoelástico está formado por células abiertas que permiten que el aire circule libremente garantizando una higiene máxima y debido a su alta tecnología y desarrollo, se adapta al cuerpo totalmente, donde otros colchones obligan al cuerpo a adaptarse al colchón.

Los colchones viscoelásticos están formados por dos capas. La superior, que está formada por material viscoelástico, sobre la cual descansa el cuerpo y la capa inferior formada por algún tipo de espumación como por ejemplo AirCell, HR-35 o ELC-35. Esta capa inferior es la que se encarga de dar la firmeza necesaria al conjunto. Hoy día, cada vez somos más conscientes de la importancia a la hora de elegir un colchón o una almohada. Muchos dolores corporales son causados o empeorados por un colchón o almohada inapropiados. Se ha comprobado que las presiones prolongadas en una zona del cuerpo son las que provocan el dolor corporal. Gracias a este material revolucionario podemos descansar sin presión mejorando la calidad del sueño.

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Descanso nocturno adecuado

“Me levanto hecho polvo. Vaya semana, estamos a martes y ya no puedo más”.

Esto es un tópico de quien no descansa bien: “no rinde más quien más horas roba al sueño sino quien mejor aprovecha cada hora del día”

Sin un buen descanso, físico y mental, no hay ideas, no hay motivación, no hay ilusión, no hay energía, no hay innovación, no hay creatividad, no hay empresa ni proyecto ni tareas ni estudio ni aprendizaje ni formación ni nada.

Esa frase tan extendida de “dormir es para débiles”  parece una de los mayores tópicos que se pueden escuchar hoy día. Dormir es de inteligentes, porque con un descanso adecuado estás invirtiendo en ti. El primer y gran beneficiado de descansar bien siempre eres tú. El reto no es ver quién aguanta más con los párpados abiertos, sino sacar lo mejor de nosotros mismos, hacer las cosas mejor, vivir mejor.

El descanso naturalmente no sólo es dormir, reposar o “no hacer nada”. Consiste también en cómo empleamos nuestras horas de ocio y tiempo libre. Consiste en las actividades y tareas de ocio que fomentan el entretenimiento, la relajación y el entusiasmo

Como observaba anteriormente el descanso nocturno es una de las piezas fundamentales del día siguiente. La energía, la creatividad, la motivación y hasta la ilusión no nacen “porque sí” o caen como regalo del cielo, sino que se buscan, se persiguen intencionadamente. Hay que ponérselo fácil para que lleguen. Y en buena medida nacen de un descanso nocturno adecuado y relajado.

Revisa tus hábitos de descanso nocturno y pregúntate: ¿lo cuido?, ¿me preocupo por él?, ¿duermo las horas suficientes?, ¿entiendo de verdad la importancia que juega en mí día a día? ¿descanso en buen lugar? ¿tengo un buen colchón?

Con las horas que llegamos  a pasar diariamente en la cama quizá no nos preocupemos demasiado de donde dormimos, tendríamos que darle más importancia al colchón donde descansamos.

“no rinde más quien más horas roba al sueño sino quien mejor aprovecha cada hora del día”  es un consejo de unos especialistas en descanso

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