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Trastornos del sueño

El sueño es necesario para sobrevivir y tener buena salud, pero todavía no se sabe el por qué se necesita el sueño, ni exactamente cómo nos beneficia (hay varias teorías al respecto).        

Las necesidades individuales de sueño varían ampliamente y en los adultos sanos van desde tan solo 3 horas diarias de sueño hasta 9 o más horas.

Los trastornos del sueño pueden ser ocasionados por una amplia variedad de situaciones y acontecimientos, unos vienen caracterizados por la cantidad, calidad y horas del sueño, y otros se caracterizan por acontecimientos o conductas anormales asociadas al sueño, a sus fases o a la transición sueño-vigilia. También se debe considerar si hay retraso mental, alguna enfermedad médica o el trastorno está inducido por la ingesta de alguna sustancia.

Al contrario de lo que se piensa, durante el sueño no se apagan las funciones del organismo ni entra el cerebro en un estado de reposo absoluto.

Dormir es una compleja actividad cerebral de carácter cíclico, que refleja los ritmos circadianos (la sucesión de vigilia y sueño) a los que está sometido el organismo humano. Una vez iniciado el sueño, éste no es homogéneo durante el tiempo que dormimos. Por ello, se han hecho pruebas poligráficas (pruebas que registran simultáneamente la actividad cerebral, el ritmo cardíaco y respiratorio, los movimientos del tórax y del abdomen, la actividad ocular y la tensión arterial) que permite estudiar cómo se comporta nuestro cuerpo mientras duerme.

Según el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM IV-TR) los trastornos del sueño se clasifican en cuatro grandes grupos según su etiología:

1. Trastornos primarios del sueño.     
Dentro de este tipo de trastornos, nos encontramos las disomnias que se relacionan con el tipo de sueño, cantidad, calidad, horario del sueño…, y las parasomnias cuya característica es que se producen por algún tipo de conductas o acontecimientos que influyen perturbando el sueño.

2. Trastornos del sueño relacionados con algún trastorno mental.
Estos trastornos suelen ser del estado de animo o provocados por la ansiedad. Las depresiones suelen llevar asociados problemas en el ciclo vigilia-sueño, tanto en privar el sueño como en aumentarlo.

3. Trastorno del sueño debido a una enfermedad médica.
Este apartado recoge aquellas enfermedades médicas que provocan distorsiones en el ciclo vigilia-sueño.

4. Trastorno de sueño inducido por sustancias.
Este trastorno viene dado tanto por la ingesta de sustancias como por la retirada del mismo. También se considera a los fármacos como sustancias capaces de producir este tipo de

LAS ALMOHADAS

ALMOHADAS

La almohada es casi tan importante para nuestro descanso como el colchón.

 

Una almohada puede provocar que sus dolores cervicales se acentúen o, por el contrario, contribuir a que remitan. ¿Cómo saber cuál es la adecuada? Los expertos aseguran que es un producto muy personal y que su elección debe realizarse en función del colchón donde se duerma habitualmente. La nuca es una zona muy sensible porque soporta la parte más importante del cuerpo, por lo que acumula una gran tensión. Tan personal es su elección, que dos personas que comparten cama pueden necesitar almohadas distintas.

Uno de los mitos que giran en torno a las almohadas es que es más sano dormir sin ellas. Sin embargo, la cabeza necesita un apoyo para que la columna vertebral permanezca en su posición natural y no quede sometida a ningún tipo de tensión.  Incluso durmiendo boca arriba, tampoco es recomendable prescindir de la almohada, porque el cuello, al relajase, termina rotando en un sentido u otro, lo que puede acabar produciendo un espasmo muscular.

A la hora de asesorar sobre los mejores tipos de almohada, todos los expertos coinciden en que es un apartado totalmente personal. Cada individuo duerme de una manera distinta y no todos tenemos las mismas dimensiones. Lo más importante es que la posición del cuello no sea forzada ni hacia delante ni hacia abajo. La almohada debe adaptarse a la comodidad del individuo.

En individuos jóvenes y sanos, lo más adecuado es descansar en una almohada no excesivamente gruesa, mientras que en personas con lesiones artrósicas de columna cervical, la almohada debe ser lo más fina posible.

Es importante tomar conciencia de que un descanso incorrecto, puede provocar importantes deterioros en la columna vertebral, alterar la elasticidad de la musculatura y disminuir la capacidad de concentración y rendimiento. Por ello, conviene seguir algunas recomendaciones para las dolencias de la espalda:
Si duerme boca arriba.

 Se recomienda una almohada relativamente fina. Ésta debe asegurar que la columna cervical forma con la columna dorsal el mismo ángulo que al estar de pie. Una almohada excesivamente ancha tendería a provocar que el cuello se flexionase exageradamente hacia delante, mientras que dormir sin almohada tendería a hacer que el cuello estuviese en hiperextensión. Mantener durante horas estas dos posturas facilitaría la aparición de contracturas cervicales.

 

Si duerme apoyado sobre un hombro.

 Se recomienda una almohada gruesa. Debe mantener el cuello en el eje de la columna dorsal, asegurando que no caiga ni rote.

 

Dormir boca abajo.

 No es recomendable. Al hacerlo se suele modificar la curvatura de la columna lumbar y para poder respirar debe mantenerse el cuello girado durante varias horas. Si no se puede dormir en otra postura, debería intentar hacerlo ligeramente de costado. Por ejemplo, si se girase hacia el lado izquierdo, debería flexionar la cadera y la rodilla derecha, aun manteniendo estirada la izquierda, y procurar girar los hombros y adaptar la forma de la almohada a su cabeza, de modo que la postura relativa del cuello en relación a la columna dorsal fuese lo más parecida posible a la que se forma cuando estamos de pie.

Si no se está seguro de la posición en la que se duerme, los especialistas recomiendan seleccionar una almohada que tenga un alto grado de flexibilidad, es decir, lo suficientemente esponjosa para que se acomode a diferentes posiciones. Las almohadas de relleno natural tienden a tener esta cualidad.

Cuando se cambia de cama es conveniente probar la almohada de siempre con la nueva cama, ya que el grosor del nuevo colchón podría ser diferente al viejo, lo que tendería a provocar un desajuste con el grosor de la almohada y una curvatura desaconsejada de la espalda, en ese caso, cambiar de almohada sería lo más aconsejable. Pero si no hay cambio de cama de por medio, los especialistas aconsejan mantener siempre la misma almohada.

La almohada es algo muy personal ya que hay personas que sufren habitualmente dolores cervicales y llevan su propia almohada en la maleta cuando viajan. Es muy común el hecho de que cuando uno duerme en una cama que no es la habitual sufra de dolores musculares, sobre todo los más mayores. Las personas jóvenes lo soportan mejor, pero cuando se pasa de los 50 años son frecuentes las dolencias de artrosis en la columna al cambiar de almohada.

En los últimos años se han puesto de moda las almohadas cervicales, especialmente diseñadas para prevenir y mejorar dolores y molestias cervicales provocadas por malas posturas durante el sueño. Suelen ser de espuma con forma de corazón que sirven para dar soporte al cuello y a la cabeza. La base es plana pero la superficie superior tiene dos curvas exteriores con mayor grado de dureza y una zona blanda central. La utilización de estas almohadas se reduce a quienes duermen boca arriba porque evitan que se mueva el cuello y aparezcan así los dolores. Existen diferentes factores que determinan la calidad y precio de una almohada, como el tipo y la cantidad de relleno o la tela de la funda. El relleno es necesario para el confort y soporte, ya que determina la firmeza de la almohada.

En cuanto a la tela de la funda, ésta debe ser suave y absorbente. Las almohadas rellenas de fibras naturales requieren una funda de algodón 100% para una mayor circulación de aire. Además deben tener una alta cantidad de hilos para prevenir que se filtren pequeñas partes del plumón a través de ésta.

En relación al cuidado de la almohada, se recomienda que las elaboradas de fibras naturales tienen que utilizar tanto la funda como un cobertor/protector. El uso de este protector evitará tener que lavarla más a menudo, lo que incrementará la vida de la misma. Deben de lavarse en la lavadora o en seco por lo menos una vez al año.

Las almohadas de fibras sintéticas se tienen que lavar a máquina ocasionalmente, cuando estén perdiendo su forma o estén aplastadas. El agua tiene que estar tibia y se les deja secar a baja temperatura hasta que estén completamente secas.

Por otro lado, las almohadas deben reemplazarse cuando la tela de la funda comience a mostrar señales del uso o la almohada pierda su forma y soporte. Si la misma tiene manchas, hoyos, despide olores indeseables o está perdiendo su relleno, es tiempo de cambiarla.

¿Puede una aplicación móvil ayudar a crear el sueño perfecto?

TORONTO, 17 Abr. (Reuters/EP) -

Un equipo de investigadores está probando una nueva aplicación para iPhone, en un experimento masivo para ver si es posible crear el sueño perfecto, ya sea un paseo por la playa, un jardín tranquilo donde sentarse o dar un viaje en transbordador espacial.

La aplicación Dream:ON, desarrollada por el psicólogo británico Richard Wiseman, profesor en la Universidad de Hertfordshire en Inglaterra, reproduce sonidos para evocar la sensación de estar en un entorno concreto durante la fase del descanso en la que se producen los sueños.

“Si son pájaros cantando, entonces la idea es que oirás pájaros cantando en tu sueño”, dijo Wiseman. Hay 20 sonidos distintos, con temas como Salvaje Oeste, Transbordador Espacial o Un viaje a Tokio. Tras elegir una hora de despertarse y un sonido, el usuario coloca el iPhone boca abajo en el colchón y la aplicación registra los movimientos del cuerpo durante la noche.

Durante los últimos 20 minutos de sueño, la aplicación reproduce el sonido elegido si el durmiente está en el sueño REM, un estado en el que se suprimen los movimientos corporales y es más probable que se produzcan los sueños.

La aplicación activa la alarma cuando el usuario está saliendo de la fase REM porque sólo hay una ventana de 10 segundos en la que se recuerda un sueño, según Wiseman.

“Diez segundos más tarde y se ha ido”, dijo, añadiendo que es probable que los sueños se produzcan en los 20 minutos anteriores a despertar.

Después se invita a los usuarios a enviar su sueño a una base de datos, donde será analizado por Wiseman y su equipo. Los investigadores también están estudiando si pueden ayudar a inducir sueños lúcidos, un estado en el que uno es consciente de que está soñando e intenta controlar el sueño.

“Algunos de nuestros sonidos tienen una voz que te dice lo que estás soñando y que está bien que controles ese sueño. Y una de las preguntas que hacemos es, ‘¿Inducen los sueños lúcidos?”, dijo Wiseman.

Según Allan Hobson, investigador del sueño y profesor emérito de psiquiatría en la Universidad de Harvard, los sueños lúcidos son poco habituales.

“No hay duda de que puedes influir en la trama de tus sueños. Pero el sueño lúcido es raro porque es un error de diseño, no debería ocurrir”, explicó Hobson. “El cuerpo no quiere estar dormido y despierto al mismo tiempo, el cerebro quiere estar en un estado o en otro”, agregó.

Wiseman tuvo la idea de Dream:ON investigando la relación entre el sueño y los estímulos externos.

“El estado de ánimo en el que estás a la mañana siguiente está relacionado con el último sueño que tienes antes de despertar. Pones a la gente de buen humor y son más felices y productivos”, explicó, señalando que espera que la aplicación pueda utilizarse como ayuda a la gente que sufre depresión.

Desde su lanzamiento la semana pasada en el Festival Internacional de Ciencia de Edimburgo, la aplicación se ha descargado 300.000 veces, y ha recogido datos de unos 200.000 sueños.

Insomnio

El insomnio es uno de los trastornos del sueño más comunes.

 

Aunque el insomnio únicamente suele concebirse como la dificultad para iniciar el sueño, lo cierto es que la dificultad para dormir puede tomar varias formas:

 


• dificultad para conciliar el sueño al acostarse (insomnio inicial, el más común de los tres)
• despertarse frecuente durante la noche (insomnio intermedio)
• despertarse muy temprano por la mañana, antes de lo planeado (insomnio terminal)

 

Esto impide la recuperación que el cuerpo necesita durante el descanso nocturno, pudiendo ocasionar somnolencia diurna, baja concentración e incapacidad para sentirse activo durante el día.

 

Varios son los determinantes de este trastorno de sueño. Factores como el estrés, la elevada activación del organismo o la depresión son relevantes. En la actualidad, es frecuente la prescripción de fármacos para el tratamiento a corto plazo del insomnio. Sin embargo, el tratamiento farmacológico no constituye una solución adecuada a mediano y largo plazo, y es preferible evaluar en estos casos el uso de otras técnicas, como la terapia conductual o cognitivo-conductual. Un asunto de primer orden en el abordaje de este trastorno de sueño (el insomnio es en realidad un síntoma, y no una enfermedad) consiste en instruir al paciente acerca de los principios de la llamada profilaxis o higiene del sueño.

 
Prevención    

 

Algunas de las pautas profilácticas más conocidas son las siguientes, sobre todo para quienes tienen predisposición a las dificultades para conciliar el sueño:

 

• La cafeína es un estimulante del sistema nervioso y se debe interrumpir su consumo 4-6 horas antes de acostarse (dentro de ese lapso sigue habiendo, en la sangre, trazas de esta sustancia que, al menos en algunas personas aparentemente más susceptibles, siguen provocando insomnio, ansiedad, intranquilidad, nerviosismo). Además, aunque no provoca adicción (dependencia física en el organismo), sí puede provocar una dependencia psicológica.

 

• La nicotina también es un estimulante del sistema nervioso (y no, como suele creer quien fuma consuetudinariamente, un tranquilizante) y debe evitarse cerca de la hora de acostarse y en los despertares nocturnos. Además, provoca adicción (dependencia física y psicológica).

 

• El alcohol es un depresor del sistema nervioso; si bien puede facilitar el inicio del sueño, provoca despertares a lo largo de la noche. Además, provoca adicción (dependencia física).

 
• Una comida ligera puede inducir al sueño, pero una comida copiosa en un momento demasiado cercano al sueño puede hacer que éste sea menos profundo, si bien es cierto que no es recomendable irse con hambre a la cama. En otras palabras, hay que tener una comida ligera.

 

• No hacer ejercicio vigoroso en las 3-4 horas previas a la hora de acostarse, pues el sistema nervioso se activaría y la sensación de somnolencia se perdería; el ejercicio regular por las tardes puede hacer que el sueño sea más profundo; sin embargo, el ejercicio matinal tiene poco o ningún efecto sobre el sueño de esa noche.

 

• Minimizar el ruido, la luz y las temperaturas extremas (no más de 24 °C ni menos de 12 °C) durante el periodo de sueño, utilizando tapones para los oídos, ruidos tenues de fondo como un ventilador, persianas en las ventanas, mantas eléctricas o aire acondicionado.

 

• Tratar de acostarse y despertarse más o menos a la misma hora todos los días. Se ha demostrado que cambios constantes en los horarios de sueño aumentan la probabilidad de que en algunas personas se generen dificultades graves y crónicas para dormir.

 
• Hacer lo posible por no estar al pendiente de la hora, del paso del tiempo. Cambiar, si es posible, el tipo de reloj (no utilizar, por ejemplo, despertadores cuyas manecillas brillen en la oscuridad o produzcan sonidos a cada segundo, como el típico tic-tac, o incluso voltear el reloj de tal modo que no resulte visible desde la cama).

 
• Evitar en la medida de lo posible la proliferación de insectos tales como chinches o mosquitos. No sólo perturban el sueño con sus picaduras y zumbidos, sino también pueden poner en riesgo la salud ya que son transmisores de enfermedades como el dengue, el paludismo, entre otros.

 

Tipos de insomnio      

 

Existen diversas clasificaciones del insomnio, según la duración del trastorno, según la gravedad con la que se presente y según el horario en el que se presente:

 

• Según su duración, se puede distinguir entre el insomnio transitorio o agudo (dura menos de 4 semanas), el insomnio a corto plazo o subagudo (más de 4 semanas, pero menos de 3-6 meses) y el insomnio a largo plazo o crónico (más de 3-6 meses).

 

• En función de su severidad, se distingue entre el insomnio leve o ligero, con el que existe un mínimo deterioro de la calidad de vida; el moderado, que se da cada noche y en el que empiezan a surgir ciertos signos del deterioro de la calidad de vida con síntomas como irritabilidad, ansiedad, fatiga, y el severo o grave, en el que los síntomas se sufren con mayor intensidad y por tanto la calidad de vida se ve algo más afectada.

 

• Por los horarios, se hace distinción entre el insomnio inicial o de conciliación (dificultades leves o graves para conciliar el sueño al acostarse), el intermedio o de mantenimiento del sueño (en vez de dormir toda la noche de continuo, la persona se despierta varias veces durante la noche) y el terminal o de final de sueño o de despertar precoz, conocido por los expertos como insomnio matinal (la persona despierta poco o mucho antes de la hora que tenía planeada hacerlo).

 

Causas del insomnio
El insomnio puede tener orígenes diversos:

 

• Situaciones generadoras de estrés temporal o crónico, debido a problemas o preocupaciones laborales, familiares, sexuales, económicas, etc.;

• Las condiciones físicas del espacio en el que se descansa;

• Hábitos irregulares del sueño, así como cambios frecuentes de horarios a la hora de irse a dormir o de levantarse;

• Malos hábitos alimenticios (cenas copiosas, irse a la cama con hambre);

• Consumo de sustancias excitantes del sistema nervioso (té, café, alcohol, bebidas con cola, tabaco y cualquier otra que provoque dependencia física o por lo menos psicológica);

• Tras intervenciones quirúrgicas (las patologías orgánicas que vienen acompañadas de dolor suelen ser causantes de dificultades para dormir);
• Abstinencia del alcohol o de otras sustancias depresoras del sistema nervioso;

• Efectos secundarios de los medicamentos;

• Trastorno de estrés post-traumático: después de algún accidente, de un golpe, de un traumatismo o de alguna otra situación estresante (generalmente intensa y repentina)es posible que el individuo tenga dificultades leves o graves para descansar;

• Congestión nasal;

• Necesidad de ir al baño

• Estados de ansiedad excesiva (véase crisis de ansiedad y ataque de ansiedad)
 Consecuencias
El descanso es fundamental para el organismo, con una finalidad restauradora: es esencial para la conservación de la energía y la termorregulación, y en general para que podamos ser capaces de tener un grado satisfactorio de vigilancia y atención durante el día. De este modo, la falta o una calidad pobre del mismo puede traer consecuencias tales como:

• depresión
• dificultades de concentración
• somnolencia diurna
• cansancio constante
• accidentes de tráfico y laborales
• irritabilidad
• dificultades de memorización
• desorientación espacial

 

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La apnea un gran problema

Síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño

 
El síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño (SAHS) es el más frecuente de los trastornos respiratorios que se producen durante el sueño, ya que afecta a alrededor del 4 por ciento de los adultos. Se ha llamado también síndrome de hipersomnio y respiración periódica (SHRP), maldición de Ondina y síndrome de Pickwick asociado con obesidad.
 

Actualmente se denomina síndrome de apnea obstructiva de sueño (Obstructive Sleep Apnea Syndrome, OSAS en literatura anglosajona) o síndrome de apneas obstructivas del sueño (SAOS) o, simplemente, síndrome de apnea del sueño (SAS), que incluía a todas las otras patologías. No obstante, se recomienda usar el término síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño (SAHS), debido a que incluye una referencia específica a las hipopneas, las cuales se consideran de importancia creciente tanto en adultos como en niños; evita el término obstructiva, lo que permite incluir no sólo éstas, sino también las mixtas y las centrales (muchas de las cuales son realmente obstructivas en origen y por eso desaparecen con CPAP) y, finalmente, estas siglas coinciden tanto para la traducción española síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño como para la anglosajona sleep apnea-hipopnea syndrome, lo que facilita su uso.

Este trastorno del sueño se debe a episodios repetidos de obstrucción o colapso de la vía aérea superior que tiene lugar mientras la persona afectada duerme. Esto provoca un colapso, bien mediante la reducción (hipopnea) o bien mediante la detención completa (apnea) del flujo de aire hacia los pulmones, y puede producir, entre otros efectos, una disminución de los niveles de oxígeno y un aumento del nivel de anhídrido carbónico (CO2) en la sangre, así como un pequeño despertar a menudo subconsciente (arousal), que permite recuperar la respiración normal hasta que se produce el siguiente episodio.

 Como consecuencia, los principales síntomas de este trastorno son:

• Somnolencia excesiva durante el día debida a la mala calidad del sueño, que afecta la capacidad intelectual y al rendimiento, y puede ser causa de accidentes laborales y de circulación.

• Trastornos respiratorios

• Trastornos cardiovasculares: hipertensión arterial, arritmias, angina de pecho e infarto de miocardio o cerebral.

• Trastornos psicológicos e intelectuales: dificultad de atención-concentración, depresión nerviosa, disminución de la libido.

 
 Mortalidad

El aumento de la mortalidad que ocurre en el SAHS se ha constatado en varios estudios y en general viene influenciada por la hipoxemia recurrente nocturna que estimula la actividad simpática y la hipercoagubilidad en los pacientes con SAHS, aumentando el riesgo de complicaciones cardiovasculares como son la hipertensión arterial , enfermedad coronaria y accidentes cerebrovasculares así como aumento de posibilidad de arritmias. La somnolencia diurna es la principal causa de accidentes de tráfico, laborales y domésticos.

Soñar borra malos recuerdos

Un estudio de la Universidad de California (EE UU) publicado en la revista Current Biology revela que, mientras soñamos, la química cerebral vinculada al estrés se desactiva (desciende la norepinefrina) y el cerebro puede procesar las experiencias emocionales para “borrar” o “suavizar” las emociones dolorosas o desagradables almacenadas en la memoria. Así se deduce en una serie de experimentos realizados por los investigadores usando resonancia magnética. Según los autores del estudio, el hallazgo ofrece una nueva e interesante explicación a por qué soñamos.

“La fase del sueño en la que hay actividad onírica –es decir, en la que soñamos-, está basada en un composición neuroquímica diferente, y nos proporciona una forma de terapia, un bálsamo que elimina los ‘bordes afilados’ de las experiencias emocionales vividas durante el día”, afirma Matthew Walker, neurocientífico de la Universidad de California en Berkeley. Esta fase del sueño, más conocida como REM (siglas en inglés de Movimientos Oculares Rápidos), ocupa el 20% del tiempo de descanso de una persona sana.

 

En su estudio, Walker y sus colegas trabajaron con 35 sujetos a los que se mostraron imágenes emocionales a diferentes horas del día. Los experimentos revelaron que las imágenes que se veían por la mañana, tras dormir, tenían una respuesta emocional mucho menos intensa. Concretamente detectaron una notable reducción en la reacción de la amígdala, estructura cerebral que procesa las emociones, dejando a la corteza prefrontal “racional” tomar el control de la respuesta emocional de los sujetos. “Después de dormir las experiencias del día anterior han reducido su carga emocional; nos sentimos mejor con ellas, nos sentimos capaces de afrontarlas”, explica Walker.

 

Aunque los seres humanos pasamos aproximadamente un tercio de nuestras vidas durmiendo, aún no existe una explicación científica clara sobre la función fisiológica del sueño. Walker y su equipo apuntan a que una respuesta a este misterio podría venir de la estrecha relación entre aprendizaje, memoria y regulación emocional. Además, aseguran que los patrones del sueño REM pueden verse interrumpidos en trastornos por estrés postraumático o depresión, lo que dificultaría la recuperación psicológica de estas personas.

 

Y nos hace ver las cosas de otro color  

 

Un reciente estudio estadounidense revela que, después de dormir una media de 7,7 horas, vemos los colores que nos rodean tal como son. Sin embargo, a medida que avanza el día y aumentan las horas de vigilia, nuestra percepción de los colores cambia, y percibimos el gris neutro como ligeramente verdoso o ligeramente rosado, en función de la persona y su estado de ánimo.

 

“Pasar horas despiertos nos hace clasificar progresivamente colores neutros como si tuvieran un tono de color, mientras que dormir nos devuelve a la neutralidad en las percepciones”, explica Bhavin Sheth, investigador de la Universidad de Houston en Texas, que ha presentado sus conclusiones en la conferencia SLEEP 2010, que celebra cada año la Asociación Americana de Medicina del Sueño.

Beneficios de dormir bien

Memoria y creatividad. Dormir ayuda a consolidar la memoria, pero también a reorganizar la información y a extraer los datos más relevantes, según un estudio reciente de la Universidad de Notre Dame (EE UU). De acuerdo con los autores, de este modo el sueño favorece que produzcamos ideas nuevas y más creativas.

Más atractivos. Dormir bien es un eficaz tratamiento de belleza, según un estudio publicado en la revista British Medical Journal. Sus autores, del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), demostraron que las personas que han dormido bien durante la noche resultan más atractivas y más saludables que las personas que han estado privadas de sueño.

 

Una estrella del Guitar Hero. Un estudio realizado en la Universidad de Ontario (Canadá) el año pasado demostró que, después de una noche de sueño reparador, una persona mejora su habilidad en el aprendizaje de tareas motoras complejas como las que se necesitan para jugar al popular videojuego Guitar Hero III. Concretamente, el número de notas aprendidas aumenta hasta un 7% si descansamos.

 

Ni más ni menos. Dormir menos de 6-8 horas puede ser fatal para la salud, según revela un reciente estudio publicado en la revista Sleep, que ha estimado que reducir el descanso nocturno aumenta en 12% el riesgo de muerte prematura. Dormir nueve o más horas al día no perjudica la salud, pero suele ser un indicador de alguna enfermedad seria, sugieren los autores. Por su parte, científicos de la Universidad de California, en San Diego (EE UU), han demostrado que el secreto de una vida larga para las mujeres es dormir 6.5 horas.

 

Contra la obesidad. El descanso nocturno afecta al peso y al índice de masa corporal (IMC), como demostró Nathaniel Watson, del Instituto del Sueño de la Universidad de Washington (EE UU) en estudios con gemelos. Concretamente, dormir más de la cuenta puede aumentar en 0,2 el IMC, mientras la falta de sueño lo aumenta hasta 1.4, favoreciendo la obesidad y el sobrepeso.

 

Siesta para el corazón. Echarse una siesta de 45 minutos durante el día puede tener beneficios para el sistema cardiovascular, según demostraron investigadores estadounidenses en un estudio publicado en la revista International Journal of Behavioral Medicine. Concretamente, los experimentos demostraron que la presión arterial se mantiene más baja si dormimos siesta frente a si no lo hacemos, especialmente cuando los sujetos se someten a estrés psicológico. Y que los problemas de hipertensión se reducen.

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Colchones viscoelásticos

El uso del viscoelástico en el sector del descanso está cada vez más arraigado debido a que las prestaciones que ofrece son actualmente las más recomendadas para un descanso saludable: firmeza media combinada con adaptabilidad. Sin embargo, hay que saber diferenciar entre los distintos tipos de viscoelástico y conocer las características y densidades que ofrece cada uno de ellos para poder valorar un equipo de descanso.

Tipos de viscoelástico     

Principalmente se utilizan dos tipos de material viscoelástico para la fabricación de colchones: viscoelástico espumado o moldeado.
El viscoelástico espumado es el que comúnmente se denomina “de poro abierto” o de “célula abierta”, esto hace que la entrada y salida del aire sea más rápida. Para la fabricación del espumado se vierte el viscoelástico en una superficie abierta y se le añade un producto químico que, al reaccionar con el aire, crece sin limitaciones. Tras este proceso, el bloque viscoelástico se corta en la medida deseada. Las principales pegas de este proceso es que la densidad del material no es homogénea en toda su superficie, lo que puede dar lugar a deformaciones prematuras del colchón.

En el viscoelástico moldeado el proceso de fabricación se distingue del espumado en que la reacción química entre los distintos elementos se realiza en un molde cerrado. El resultado es un material de poro abierto pero más pequeño donde la circulación del aire es más lenta y la sensación viscoelástica es mayor. Este proceso garantiza que la densidad que se certifica es homogénea en toda la superficie del colchón.
La ventilación de este tipo de material es muy ventajosa, puesto que no necesita una transpiración especial como la que precisan otros tipos de colchón (como los de látex natural), el viscoelástico, al ser un material sintético y poroso, transpira por sí mismo.
Otro aspecto a tomar en cuenta es la calidad de las espumas que se usan. No es lo mismo una espuma denominada sólo como viscoelástica que una que garantiza ser HR o High resilience, alta resiliencia en castellano. Esto significa que la espuma ha sido sometida a una prueba de fatiga dinámica, en la que se estresa el material para garantizar su resistencia.
 Densidad del viscoelástico
La densidad del material viscoelástico se traduce en la cantidad de material que contiene por cada metro cúbico (Kg/m3). Dependiendo de la densidad del viscoelástico utilizado para la fabricación de colchones, éstos ofrecerán unas prestaciones u otras.
Podría decirse que a mayor densidad, mayor sensación viscoelástica y mayor grado de adaptabilidad, por lo tanto, mejores resultados. Sin embargo, hay quien se decanta por una adaptabilidad media y opta por ello por una densidad media.

La densidad más baja que puede encontrarse en núcleos viscoelásticos oscila en torno a los 18-20 Kg/m3. Podríamos hablar de una densidad media cuando se trata de viscoelástico de 30-40 Kg/m3, y de una densidad alta cuando sobrepasa los 50 Kg/m3.

Las prestaciones y densidades de este material suelen certificarlas institutos y laboratorios independientes. Es importante que un colchón disponga de los certificados que garantizan la calidad del producto y de los materiales que lo componen.
 Composición de un colchón viscoelástico   
Las partes que componen un colchón viscoelástico son principalmente cuatro: la funda, el acolchado, el núcleo viscoelástico y el soporte de espuma HR (Alta resilencia en castellano). Sin embargo, el mercado se encuentra muy fragmentado y se llegan a ofrecer productos básicos que no cuentan con todos estos elementos, lo cual hace que el precio del colchón pueda oscilar tanto dependiendo de si es de la gama más básica o de la más alta. Es importante que el fabricante especifique las partes de las que se compone su producto y que el consumidor que pida estas especificaciones o se puede encontrar con un colchón sin la estructura necesaria para que su durabilidad sea adecuada.
La funda de los colchones puede ser fija o desenfundable. Las características dependerán de la gama a la que pertenezca. En colchones de alta gama, las fundas incluyen prestaciones añadidas como pueden ser un topper con más material viscoelástico y sistemas de ventilación específicos para incrementar la confortabilidad. Existen fundas con conceptos avanzados de aireación, que hacen de la funda una parte importante del colchón por aplicar conceptos como ventilación continua del núcleo, termorregulación, barreras higiénicas ante la proliferación de bacterias, ácaros y polvo, y evitar la acumulación de cualquier tipo de humedad. Además, estas fundas pueden incluir acolchados y materiales especiales que se incluyen en su fabricación y aportan un plus de confort al núcleo.

El acolchado de los colchones viscoelásticos desde 1 cm de material viscoelástico y 10 cm, dependiendo de la gama y el fabricante, independientemente de la densidad que contenga el viscoelástico del núcleo del colchón.

Bajo el acolchado, el núcleo contiene la principal plancha del material adaptable. Los colchones viscoelásticos pueden contener entre 4 y 21 cm de este material en el núcleo, igual que en el acolchado, depende de la gama y el fabricante.

El soporte sobre el que se apoya el núcleo viscoelástico es una espuma que generalmente se denomina HR (High Resilience) y aporta firmeza final al colchón, algo así como los cimientos del colchón. Existen distintos tipos de HR y de diferentes características. Al igual que ocurre con el material viscoelástico, estas espumaciones pueden variar en su densidad, siendo lo habitual 30-40 Kg/m3 y son mayores a estas en colchones de alta gama.

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El sueño de los niños

El problema más grave al tratar del sueño es pensar que todos los niños, independientemente de la edad que tengan, duermen igual. Es el primer fallo del conocido Método Estivill, y lo que imposibilita el hecho de generalizar a la hora de solucionar un determinado problema. Veamos por donde apuntan las últimas investigaciones para resolver los problemas del sueño y con las que se está trabajando.

El sueño es un proceso evolutivo
Imaginen un bebé de 6-8 meses gateando. Todo el mundo se admirará de la prontitud en la adquisición de sus metas locomotoras, porque todos sabemos cuál es la evolución normal de un bebé. Pero imaginen que no tenemos ni idea y nos empezamos a preocupar cuando un bebé empieza a gatear porque…. ¿y si no se levanta nunca y no anda? Todos sabemos que, si no intervenimos, cualquier niño sano, a pesar de gatear a la perfección se levantará y andará. Por que andar es un proceso evolutivo que se adquiere con la madurez motora.

El sueño es un proceso evolutivo; los bebés nacen con apenas dos de las cinco fases de sueño que tenemos los adultos. A lo largo de los meses, y compenetradas con las necesidades biológicas del bebé, van apareciendo las otras fases. Esto es así porque, entre otras cosas, un bebé necesita comer frecuentemente (si no tendría hipoglucemias) y necesita protección. Si tuviera todas las fases de sueño como los adultos tardaría mucho más rato en hacer un ciclo completo (hay que pasar por varias fases para notar descanso) y eso resultaría peligrosísimo para ellos. Por eso, la naturaleza, que es sabia, hace que los bebés al nacer solo tengan fase de sueño profundo y una fase REM, pero no las otras, con lo que así se despiertan a menudo.

A los 6 meses ya tienen establecidas casi todas las fases, pero aún les cuesta pasar de una fase a otra. Están ensayando y por eso hay tantos bebes que suelen incrementar los despertares de los 6 meses en adelante.

La fase del sueño profundo es peligrosísima para el ser humano desde el punto de vista evolutivo, puesto que durante ella somos muy vulnerables. Para paliar esta circunstancia, la naturaleza, que siempre está de nuestra parte, intercala en las fases del sueño profundo “picos” de sueño ligero a modo de micro despertares. Si todo está bien, continuamos durmiendo y no nos enteramos, pero si algo no va bien, nos despertamos. Cuando los niños adquieren este dominio (que no se da hasta pasado el año, siendo normal que haya despertares por este motivo hasta los cinco años) duermen de un tirón, pero, en caso contrario, hay que darles más tiempo.

Ya sé que se oye hablar de bebés que duermen de un tirón desde los 6 meses, pero estadísticamente sabemos que no es lo más frecuente. En cuanto a los niños “estivillizados” se suelen despertar igual, pero están amaestrados para no llorar, continuar en la cuna y acabar durmiéndose al cabo de un rato (como hacen todos).

Si no intervenimos, cualquier niño sano adquirirá, un día u otro, el proceso y dormirá.

Otra cosa es que los padres aguanten hasta ese día. Cuando acuden a la consulta de un especialista no es porque los niños vayan a tener problemas de mayores (eso ya se puede descartar), sino porque los padres ya no pueden más. El especialista debería estudiar cada caso y ofrecer a los padres técnicas para que sus hijos aceleren el proceso. Pero no porque los niños lo necesiten, sino porque los padres no pueden más.

Estas técnicas varían según la edad del niño, su proceso evolutivo o su historial de sueño, por lo que no es posible dar una solución general. Sobre estas técnicas hay dos que han demostrado favorecer la adquisición del sueño correcto: el colecho y la lactancia.

Por lo que respecta al colecho (dormir con tus hijos), Mckenna demostró que los niños que dormían con sus padres tenían menos probabilidades de presentar el síndrome de muerte súbita del lactante y que, a través de la respiración de la madre, los niños aprendían antes a pasar de una fase a otra del sueño, ya que sincronizaban su respiración con la materna (hay fases del sueño que tienen una respiración diferente).

En cuanto a la lactancia, R. Debré y A. Doumic, comprobaron que los perritos amamantados dormían mejor que los alimentados con biberón. Parece ser que la succión al pecho cansa y relaja más, aparte que la leche contiene L-triptófano, un aminoácido que ayuda a la conciliación del sueño.

Consejos para dormir bien

Para que tu cuerpo y mente funcionen un su totalidad es necesario de un buen descanso. El sueño es la clave de nuestro desempeño durante el día. Un descanso adecuado mejora nuestra capacidad de aprender, nuestro estado de ánimo e incluso nuestro desempeño laboral. Mientras dormimos nuestro cuerpo sigue trabajando, es así que se reparan los tejidos, se fortalece el sistema inmunológico, se disminuye el estrés, fomentando una vida sana y activa. Aquí te presentaremos algunas pautas que te ayudaran a tener un buen descanso.
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Instrucciones
1.-Evita el consumo de bebidas estimulantes. No consumas cafeína ni bebidas alcohólicas por lo menos desde seis horas antes de dormir. Sin embargo, puedes sustituirlas por infusiones relajantes o bebidas sin cafeína. Se recomienda tomar un vaso de leche antes de dormir, ya que favorece la relajación y estimula un descanso adecuado.

2.-Genera un clima propicio. Debes hacer que tu dormitorio sea un lugar agradable donde puedas descansar. Esto incluye una temperatura adecuada, la mayor oscuridad posible y evitar ruidos que interrumpan el descanso. Es por ello, que se recomienda dormir con las ventanas cerradas, apagar la televisión y evitar la presencia de teléfonos dentro del dormitorio.

3.-Hábitos alimenticios. Antes de dormir debe comer algo liviano, no es bueno dormir con el estomago lleno ni con el estomago vacio. Se recomienda una comida equilibrada, liviana y sana por lo menos tres horas antes de acostarte.

4.-Actividad física. El ejercicio aérobico diario, durante 15 minutos, favorece el ciclo del sueño. Éste debe ser realizado durante el día, evita realizarlo en la noche, ya que dificulta la relajación del cuerpo. Sin embargo, antes de dormir se pueden realizar ejercicios de relajación, respiración o Yoga.

5.-Rutina del sueño. Trata de acostarte y levantarte siempre a la misma hora. Los hábitos de sueño son muy importantes para tu cuerpo. También se recomienda no dormir boca abajo ya que puede dificultar la respiración e interrumpir el descanso.

6.-Evita la siesta. De esta manera, llegaras a la noche con la necesidad de un buen descanso.

7.-Baño caliente antes de acostarte. Trata de realizarlo al menos una hora antes de ir a la cama. De esta manera, el cuerpo se relaja y el cambio de temperatura en el cuerpo también provoca sueño.

8.-Acuéstate solo cuando tengas sueño. Si no puedes dormirte, sal de la cama, lee un libro o realiza alguna actividad relajante. Regresa a la cama cuando vuelvas a tener sueño.
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Consejos
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